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La piel es el mayor órgano de nuestro cuerpo, ocupa aproximadamente dos metros cuadrados. Actúa como barrera protectora que aísla a nuestro cuerpo del medio que nos rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener así íntegras sus estructuras, al mismo tiempo que a través de ella obtenemos información de nuestro alrededor.
Una de las lesiones que puede sufrir la piel son las cicatrices, bien por una incisión quirúrgica, por un golpe, por una quemadura. Si no tratamos adecuadamente una cicatriz podemos sufrir alteraciones de la sensibilidad bien por falta de ella o por hipersensibilidad, adherencias y perdida de la elasticidad de la piel, provocando limitaciones en la movilidad, secuelas estéticas, dolor...
El fisioterapeuta puede ayudarnos a través de tratamientos específicos a evitar esas secuelas y a que la piel recupere correctamente sus funciones después de una cicatriz y nos facilitará los consejos necesarios para su adecuado cuidado en casa.
Y no olvides cuidar tu piel:
Protégela del sol aplicando una crema solar con un SPF que esté adaptado a tu tipo de piel. Protege siempre la cicatriz del sol. Especialmente importante durante los 2 primeros años.
La limpieza es la base más importante para tener en perfectas condiciones la piel. Usa productos sin jabón y suaves para la piel e hidratala a diario.
Protégela del frio
Una dieta saludable y equilibrada y una correcta hidratación no es solo buena para tu cuerpo sino también para tu piel. Cada día debes comer un buen aporte de fruta y verduras, ricas en antioxidantes.
Duerme lo suficiente y evita el tabaquismo