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¿Qué sucede en la articulación cuando la hacemos crujir?
Las articulaciones están rodeadas de una cápsula sinovial con un líquido y cierta cantidad de gases cuya principal función es la de lubricar las articulaciones para que los huesos no se desgasten.
Para provocar el chasquido, se coloca la articulación en una posición determinada que hace que el espacio entre los huesos aumente y también el volumen de la cápsula sinovial. Se crea una zona de baja presión que provoca que los gases salgan del líquido sinovial en forma de burbujas que estallan y son las que producen ese sonido de crujido tan característico.
También pueden participar en este sonido, pero en menor medida, los ligamentos y los tendones de alrededor.
¿Es bueno hacerse crujir las articulaciones?
Si lo hacemos nosotros mismos no es bueno porque movilizamos una articulación que ya tiene más movimiento del que debería y aumentamos el desequilibrio. Al fomentar ese desequilibrio, cada vez parece que necesitamos crujirnos más y, aunque a corto plazo podemos notar una cierta liberación, a largo plazo nos va a generar un futuro desgaste en la articulación y el resto de estructuras que la rodean como ligamentos y tendones.
Si lo hace un profesional cualificado, sí es bueno porque aumentará el movimiento de la zona rígida y se estarán equilibrando las zonas con menos y más movimiento.
A veces, nuestra constitución corporal favorece la aparición de los crujidos articulares. Ésto puede ser valorado por un profesional sanitario por si es una cuestión de desequilibrio articular o muscular.