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Pasa muy a menudo, que vamos al médico y que una de las pruebas propuestas para poder hacernos el diagnóstico es una prueba de imagen.
Dicho así puede incluso despistar, pero no dejan de ser pruebas a las que estamos más que habituados: las radiografías, las resonancias magnéticas, las ecografías y los escáneres o TAC.
Son, en suma, pruebas relevantes que suelen formar parte de los protocolos médicos porque permiten descartar afecciones consideradas de gravedad, que no quiere decir que nos tengamos que preocupar cuando nos las prescriben.
Una vez descartadas las patologías más graves, con estas pruebas se pueden detectar otras clínicamente relevantes, tales como protrusiones o hernias discales L5-S1, pinzamientos o reducciones del espacio subacromial, artrosis degenerativa, esguinces meniscales, desgastes cartilaginosos o rupturas tendinosas degenerativas.
Todo ello, son nombres poco atractivos pero más frecuentes de lo que pensamos, así que no nos deben asustar. Puede ser que nos los vayamos encontrando a lo largo de nuestra vida laboral. Y, cuantos más años sumemos, más probabilidades de que sea así.
¿Y esto, por qué? Muy fácil. Porque los cambios de morfología de los tejidos a los que van asociados todos estos contratiempos son debidos a que nos hacemos mayores. Viene a ser, para que nos entendamos, como ocurre con las arrugas en la piel: que tarde o temprano todos acabamos teniendo, por lo que no hay que perder los nervios.
Sobre todo, debemos tener en cuenta que los estudios científicos demuestran que estas patologías pueden sufrirlas también personas sin dolor (es decir, asintomáticas), lo que significa que el dolor no tiene porqué ser un señal exclusivo de una lesión de rodilla, de espalda o de cuello, sino que puede responder a un conjunto mucho más amplio de factores. Resumiendo, ¡que tener una hernia discal no quiere decir que tengamos que operar!
Los fisioterapeutas somos profesionales sanitarios cualificados para el tratamiento del dolor. Conocemos e identificamos las posibles alteraciones del cuerpo con el fin de resolverlas con el tratamiento más adecuado para cada caso.