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El linfedema es una patología crónica progresiva que no tiene cura pero si tratamiento.
Aunque los signos y síntomas del linfedema no se hayan manifestado en el paciente tras la extirpación de ganglios y radioterapia, existe una insuficiencia en su sistema linfático. Y el tratamiento fisioterápico pue-de prevenir su aparición y detectar las primeras señales de linfedema:
Aumento de volumen o hinchazón o endurecimiento.
Sensación de tirantez en la piel.
Anillos, reloj, calcetines, costuras del pantalón que aprietan o se marcan más.
Debilidad, molestias o pesadez en la extremidad.
RECOMENDACIONES
1. Seguimiento y control del médico y fisioterapeuta especializado en linfedema:
Tratamiento precoz de fisioterapia: movilizaciones, tratamiento de cicatrices y Drenaje Linfáti-co Manual (DLM) (Lacomba et al. 2010).
Información de cualquier tipo de cambios: aumento de volumen, hinchazón, enrojecimiento, calor, entumecimiento…
Control del peso e infecciones: la obesidad y la celulitis (o la erisipela o la linfangitis) son facto-res de riesgo a tener en cuenta (Ferguson et al. 2015; Wisse et al. 2007).
Cuidados de la piel: higiene e hidratación diaria (Mortimer et al. 2000).
2. Ejercicio personalizado y seguro: La “American Cancer Society” recomienda combinar entrenamiento aeróbico y de fuerza durante al menos 150min de intensidad moderada o 75min intensidad vigorosa a la semana(Kushi et al. 2012).
Varios estudios (Schmitz et al. 2009, 2010), que demostraron la seguridad del ejercicio y específicamente el ejercicio de fuerza con resistencias (pesas) en miembros superiores en supervivientes con cáncer de mama con o en riesgo de linfedema. Observaron que un programa de ejercicio progresivo NO INCRE-MENTA LA GRAVEDAD O LA INCIDENCIA DE LINFEDEMA, si no que disminuye la incidencia de exacerba-ciones, reduce los síntomas y mejora fuerza muscular.
3. Precauciones por un mayor riesgo de linfedema: Actualmente existe controversia con algunos factores desencadenantes de linfedema. Un estudio de la Universidad de Harvard (Ferguson et al. 2015), realizó un seguimiento de 24 meses entre 2005 y 2014, en el que estudiaron a pacientes sometidos a trata-miento de cáncer de mama en riesgo de padecer linfedema. Realizaron mediciones bilaterales del vo-lumen de los brazos. Tras 3.041 mediciones, no hubo una asociación significativa entre el cambio de volumen relativo o el peso:
Número de extracciones de sangre (P = 0.62)
Inyecciones (P = 0.77)
Mediciones de la presión arterial
Traumatismos en el brazo.
Número de vuelos (1 o 2 vuelosp = 0,77; tres o más p = 0,91),realizados desde la última medi-ción.
En el análisis multivariante, los factores asociados con incrementos en el volumen del brazo:
IMC ≥25 (P = 0,0236)
Linfadenectomía (P=0, 001)
Radioterapia en los ganglios linfáticos regionales (p = 0,0364)
Celulitis (P, 0,001).
Todo paciente operado de cáncer al que le hayan extirpado o radiado ganglios linfáticos tiene mayor riesgo de desarrollar linfedema. Éste se ve aumentado si padece una infección en el lado operado o si el IMC incrementa. La fisioterapia, el control médico y el ejercicio pueden ayudar a en la prevención y en el tratamiento del linfedema.