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El Colegio Oficial de Fisioterapeutas del País Vasco, junto con sus homólogos de Madrid, Cataluña y Navarra, ha dedicado su videoconsejo de noviembre a la prevención de esta patología y la información sobre su tratamiento.
El Colegio Oficial de Fisioterapeutas del País Vasco junto con sus homólogos de Madrid, Cataluña y Navarra acaba de lanzar un nuevo videoconsejo para concienciar a la población sobre los beneficios de la fisioterapia. En este mes de noviembre, dentro de su campaña, “12 meses, 12 consejos de salud”, dedican un espacio a la prevención del ictus y a los beneficios que puede aportar la fisioterapia neurológica a pacientes que hayan sufrido esta patología.
Así, a través del videoconsejo, los fisioterapeutas vascos explican que el ictus se produce como consecuencia de un conjunto de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que suministran la sangre al cerebro. Este grupo de patologías, conocidas popularmente como embolias, también se denominan accidentes cerebrovasculares (ACV) y se manifiestan súbitamente. El ictus es el equivalente a un infarto de corazón, pero en el cerebro.
El accidente cerebrovascular es la primera causa de mortalidad entre las mujeres españolas y la segunda en los varones. De hecho, los fisioterapeutas informan de que uno de cada seis españoles sufrirá un ictus a lo largo de su vida, y de que el 40% de quienes lo padezcan sufrirá una discapacidad que le impedirá valerse por sí mismo como consecuencia.
Prevención del ictus
Sin embargo, los fisioterapeutas vascos explican que los ictus se pueden prevenir. Algunos de los factores de riesgo como la edad, los antecedentes familiares, el sexo y la raza, no se pueden modificar, pero otros, sí son corregibles. Así, informan de que los factores de riesgo modificables más importantes son el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, consumo de drogas, la hipertensión arterial, los niveles de colesterol elevados en sangre, la diabetes, la obesidad, la vida sedentaria, las dietas ricas en sal y en grasas y las enfermedades del corazón, como la fibrilación auricular.
Por este motivo, desde el Colegio Oficial de Fisioterapeutas del País Vasco aseguran que “la prevención del ictus se basa en la identificación y corrección de estos factores de riesgo, relacionados en su mayoría con los hábitos de vida, para evitar que este accidente cerebrovascular llegue a producirse”.
Beneficios de la fisioterapia
Sin embargo, cuando se produce, suele dejar secuelas importantes. Según la Sociedad Española de Neurología, hasta el 45% de las personas que ha sufrido un ictus presenta hemiparesia (debilidad o parálisis de brazo y pierna del mismo lado), hasta un 15% afasia del habla (incapacidad o dificultad para comunicarse), el 20% no podrá caminar, y el 55% precisará ayuda parcial o total.
Así, los fisioterapeutas explican que la fisioterapia neurológica puede mejorar, y en algunos casos, devolver, la movilidad normal a aquellas personas que hayan sufrido trastornos sensitivo-motores como consecuencia de un ictus, ayudándoles a que estos problemas no hagan renunciar a la vida personal.
Tras una valoración inicial, el fisioterapeuta determina los problemas susceptibles de tratamiento para, a continuación y de manera consensuada con el paciente y/o familiares, plantear unos objetivos. El fisioterapeuta neurológico irá aplicando una serie de técnicas durante las diferentes sesiones con la intención de mejorar las capacidades físicas y las alteraciones que sufre el paciente para, de este modo, rehabilitar o mejorar la calidad y eficacia de sus movimientos y de su postura. Esto repercute en el día a día, la calidad de vida y el bienestar del paciente.
El fisioterapeuta puede trabajar el equilibrio y la reeducación de la marcha, mejorando la estabilidad, la velocidad y el ritmo, y disminuyendo el riesgo de caídas. Además, consigue una mayor autonomía en los desplazamientos y cambios posturales, reduce la espasticidad y disminuye el dolor. También aporta una mayor funcionalidad de los miembros superiores.
Cómo saber cuándo alguien está sufriendo un ictus.
Los fisioterapeutas vascos indican que se puede sospechar que una persona está sufriendo un ictus si presenta debilidad, entumecimiento o parálisis de una parte del cuerpo; si tiene dificultad para hablar o comprender, muestra pérdida súbita de visión o ve borroso; si tiene vértigos, problemas de equilibrio o descoordinación de movimientos; si presenta dolor de cabeza muy intenso y repentino, sin razón aparente y diferente al habitual y si tiene dificultad en la marcha.
En caso de que la persona presente alguno de estos síntomas, se le debe pedir que levante los dos brazos, de manera que si no puede elevar uno de los brazos o lo hace claramente de manera más débil, puede ser una señal de peligro. Además, se le debe de decir que sonría, porque si la comisura de los labios se tuerce hacia uno de los lados hay riesgo también de que esté padeciendo un ictus. También puede haber peligro si se le pregunta qué es un determinado objeto, y al responder cambia el orden de las sílabas o pronuncia mal el nombre del objeto. Si la persona presenta alguno de estos síntomas, se debe de llamar inmediatamente a urgencias y aflojarle el cinturón a la persona durante la espera.