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Para mejorar la función pulmonar y el patrón ventilatorio
Respiración con labios fruncidos:
Inspirar por la nariz.
Aguantar el aire 2-3 segundos.
Espirar lentamente por la boca con los labios fruncidos (como al soplar). El tiempo de expiración debe ser mayor al de inspiración.
Respiración abdominal o diafragmática:
Tumbados boca arriba con las piernas semiflexionadas y los pies apoyados en el suelo. O sentados en una silla con la espalda bien apoyada y los pies ligeramente separados.
Colocar las manos en el abdomen. Tomar aire por la nariz, llenando al máximo los pulmones.
Mantenerlo 2-3 segundos y expulsarlo lentamente por la boca con los labios fruncidos. Realizar 10-15 repeticiones dos veces al día.
Respiración costal (ejercicios de expansión torácica):
Tumbados boca arriba con las piernas estiradas. O sentados.
Colocar las manos en el pecho.
Inhalar suavemente dirigiendo el aire hacia las manos
Mantener 2-3 segundos.
Expulsarlo presionando ligeramente las costillas para ayudar a vaciar el aire.
Realizar 10-15 repeticiones dos veces al día.
Para facilitar la expulsión de secreciones
Expiración lenta con la boca abierta:
Tumbados de lado con las piernas flexionadas y una almohada entre las rodillas. O sentados.
Durante 5 minutos, inhalar el aire por la nariz, retenerlo durante 2-3 segundos y expulsarlo lentamente con la boca abierta (como si se quisiera empañar un cristal) hasta vaciar del todo los pulmones.
Realizar dos veces al día.
Si aparece tos. Sentados, inspirar profundamente y toser sobre un pañuelo desechable.
Espiración con presión positiva:
Utilizar una botella y un tubo de plástico de unos 40 centímetros. Llenar la botella con agua hasta la mitad.
Introducir el tubo a 3 centímetros del fondo.
Inspirar por la nariz, retener el aire 1-2 segundos y expulsarlo soplando a través del tubo, generando burbujas en el agua, durante 5-10 minutos.
Repetir dos veces al día.